EDUCACION : ES "LA NAMUNCURA" A 2400 METROS Y CON ALUMNOS DE CUATRO A VEINTE AÑOS
Alta en el cielo, la escuela rural más importante de Córdoba
Las clases son en verano porque en invierno lo impiden el frío y la nieve. También funciona un albergue para los chicos y los maestros.
Para llegar a la escuela "Ceferino Namuncurá de los Cerros" hay que atravesar sierras, arroyos y montañas. Sus 82 alumnos de los tres niveles, son hijos de "crianceros", pobladores serranos de la Pampa de Achala, que viven de cuidar cabras y ovejas. Enclavada a ciento cincuenta kilómetros al oeste de Córdoba capital y a 2.400 metros de altura, esta escuela es un ejemplo del legado sarmientino.
"Queremos que la Namuncurá sea igual o mejor que las escuelas de la ciudad, ese fue el lema que nos impusimos siempre. Por más que estemos en la montaña, pusimos énfasis en rescatar los valores de la familia, de la escuela y de la sociedad", dice orgullosa su directora, Esmeralda Rodríguez de Merlo.
Creada en 1968 a instancias de Abel Merlo y "la abuela Ignacia", la Ceferino Namuncurá es una de las escuelas rurales más importantes de la provincia de Córdoba. Los pobladores de las sierras dicen a quién quiera escuchar que "la escuela se construyó en las alturas, entre las nubes, para que la vea todo el mundo".
Plantada muy cerca del parque nacional Quebrada del Condorito y en una ladera del cerro Champaquí, "la Namuncurá" está ubicada a más de cien kilómetros del centro poblado más cercano; de los cuáles treinta y ocho son una huella que sólo a veces parece un camino de tierra.
Debido a las inclemencias del tiempo, las clases se dictan desde el 1� de setiembre hasta el 25 de mayo. "El invierno es cruel, acá hace mucho frío, por eso tenemos clases en verano; las cañerías se congelan, las nevadas no nos dejan llegar; pero ahora somos una verdadera escuela—albergue, estamos a años luz de cuando teníamos una sola sala y debíamos correr las camas para poner los bancos", afirma emocionada Nidia Medina, maestra y ex alumna.
"Don Abel y su esposa, la abuela Ignacia, eran dos visionarios, ellosquerían que los puesteros tuvieran acceso a la educación, para mejorar su calidad de vida", señala orgullosa "la seño Esmeralda", hablando de sus suegros, dos pastores de cabras y ovejas que convirtieron el comedor de su casa en un aula.
Además de la escuela primaria, el Ciclo Básico Unificado (CBU) y el Ciclo de Especialización Rural (CER), en "la Namuncurá" funciona un albergue para los chicos, los docentes y los auxiliares. "Se dictan clases durante tres semanas seguidas, y la semana restante hay receso, para volver al lugar de origen. La mayoría de los chicos son de las sierras o de Mina Clavero y Nono, aunque también hay alumnos de Carlos Paz", explicó Diego Canale, un seminarista porteño que viaja dos o tres veces por año hasta la Pampa de Achala a visitar a sus amigos.
Además de las clases comunes a los alumnos cordobeses, los chicos y adolescentes de la escuela Ceferino Namuncurá, aprenden a lavar la ropa, cocinar; trabajan en una huerta y descubren los secretos de la crianza de animales de granja; pero también se especializan en Turismo rural.
La profesora de Turismo, Gladys Veneciano dijo a Clarín: "Para mí es muy importante darles a los chicos herramientas para que exploten los recursos de aquí; que sepan vender el producto sierras, y que se sientan orgullosos de su origen a la vez que tratan de mejorar sus posibilidades".
"Tenemos acelga, perejil, lechuga, papas y hasta zanahoria, y allá en la granja criamos gallinas y cerdos", cuenta Brian Rodríguez, un chico de 10 años que nació en Villa Cura Brochero, y sueña ser bomberocuando sea grande.
A esta escuela de montaña concurren alumnos de cuatro a veinte años, pero más allá de la diferencia de edad, todos cumplen con los roles asignados. "No desayunan ni almuerzan todos juntos, primero lo hacen unos y después otros, porque mientras unos sirven, los otros se alimentan; y después cambian: acá todo es muy democrático, las tareas se distribuyen semanalmente y se tratan de cumplir", explica la directora.
Pese a ser una escuela—albergue, están bien diferenciadas las áreas destinadas a vivienda y al lugar de estudio. Una de las maestras, Viviana Canavesio, explica: "Si un chico se olvida un lápiz en su casa, como un alumno de una escuela urbana, no puede volver a buscarlo, por más que viva acá al lado; queremos enseñar que la escuela es la escuela y que la casa es la casa, para que no pierdan los hábitos urbanos". En el salón comedor se nota una fuerte presencia religiosa, con imágenes del cura José Gabriel Brochero y el papa Juan Pablo II. A la hora del almuerzo se bendice la comida.
Diego Canale resume en una frase ese fenómeno: "Los pastores tienen muy arraigada la fe, ¿sabe? La presencia de la religión es muy importante entre ellos. Estos chicos, toda esta gente, son santos. De los pocos que quedan".
FUENTE: Diario clarin